31 ene 2010

¿El iPad decepciona?

ipad
Hacía meses que los maqueros, y los aficionados a las nuevas tecnologías en general, esperában fervientemente la llegada del tablet de Apple. Se había escrito tanto acerca de sus innovadoras funcionalidades, del abanico de posibilidades que ofrecería a los usuarios finales, de las oportunidades de negocio que brindaría a las editoriales, del cambio de paradigma en relación al consumo de la información digital que supondría, pero cuando Steve Jobs  hizo la presentación del iPad supo a poco. A muy poco.
El diseño, aunque elegante, lo asemeja a un iPhone/iPod Touch grande; no es multitarea (es decir, si por ejemplo navegas por Internet no puedes escuchar música al mismo tiempo); no dispone de cámara; el tipo de pantalla, que por cierto no es panorámica, lo descarta directamente como ebook; no soporta flash; no cuenta con puertos USB; tampoco tiene una salida HDMI; el modelo más avanzado sólo tiene 64 GB de almacenamiento; no se pueden cambiar las baterías, etc.
Las críticas no se han hecho esperar: la inmensa mayoría de blogs y publicaciones tecnológicas se han cebado con el iPad. Engadget, Gizmodo, CNet News, Ars Technica o CrunchGear, por poner sólo unos cuantos ejemplos, han escrito artículos demoledores.
No es un mal aparato. Ni mucho menos. Pero no es lo que se esperaba. Quizá es que las expectativas eran demasiado altas. Irrealizables incluso. Supongo que es el peaje que debe pagar una compañía que en la última década ha sacado dispositivos revolucionarios como el iPod o el iPhone, ha puesto patas arriba la industria musical con iTunes y ha creado la AppStore.
Algunos usuarios ya han comenzado a mostrar su frustración con el iPad creando imágenes en las que no sale muy bien parado que se diga. Ésta es una de ellas:
ipad-vs-piedra
Una imagen que, por cierto, es muy parecida a esta otra que apareció años atrás con el iPhone como protagonista:
iphone-vs-piedra

Cabe aclarar respecto al iPhone, que la comparación con la piedra fue en cuanto a 3G puesto que el iPhone GS es reciente y muy diferente, no vaya a ser que se enoje el señor Brian Bruno Gallo  por la comparación.

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